miércoles, 17 de septiembre de 2014

Cuidados del bebé y consejos para mamá: La lactancia


Ya hablamos un día sobre las múltiples dudas que surgen después de saber que estás esperando un bebé. Si eres  primerizo/a todo es mucho más difícil y debes de soportar que toooodo el mundo menos tú sepa lo que es mejor para la madre y el pequeño que está en camino. Esta circunstancia puede llegar a ponerte de los nervios (es normal) y puede que incluso a veces no pongas tu gesto más amable o tu mejor cara a ese tipo de comentarios, esto también es típico. No estáis solos, no sois un bicho raro, es que la gente puede llegar a ser un verdadero tostón! Sí, eso mismo, seguro que entendéis este comentario si estáis pasando por los primeros meses de embarazo o hace poco que el retoño ha llegado a vuestro hogar.

Con esto no quiero desmotivar al buen Samaritano que tiende su mano en ayuda del prójimo, estoy segurísima que lo hacen con la mejor de las intenciones, pero son tantas las cosas que se dicen y tan diferentes, que llega un momento que uno no sabe qué hacer ni decidir qué opción es la más adecuada.

Debemos de confiar en nuestros allegados, pero teniendo en cuenta que no todos tenemos siempre la razón, aunque nos fastidie admitirlo, ni siquiera yo…que puede que alguna vez me equivoque, aunque es algo que a nadie le guste admitir. Es por eso que son los padres los que deben decidir qué es lo mejor para su hijo.

Dicho todo esto, paso a daros algunas nociones sobre la lactancia materna. Antes de adentrarnos en el tema quería daros algún que otro consejo extra (estoy generosa J) y es que oiréis que la lactancia es lo mejor, que debe ser nuestra primera opción y que es buena para el bebé y para la madre, es cierto, PERO hay casos en los que debemos ser conscientes de que puede no serlo, sobre todo para la madre, hay que ser una buena madre, pero no una mártir. Un buen ejemplo de esto es la aparición de la mastitis.

La mastitis es la inflamación de la glándula mamaria como respuesta a una obstrucción de los conductos que llevan la leche de la glándula mamaria al pezón y está causado por bacterias. Se manifiesta con dolor de las mamas, enrojecimiento, endurecimiento de las mamas y el pezón, detención del suministro de leche, secreción de un líquido amarillento que puede estar acompañado de algo de sangre y que huele mal. Este problema suele aparecer entre 2 ó 3 semanas tras el parto y se puede acompañar de fiebre y escalofríos en algunos casos.

Los masajes y la aplicación de calor húmedo sobre el seno antes de la lactación puede ayudar a abrir los conductos de la glándula mamaria y facilitar la lactancia. Las compresas frías pueden ser usadas para aliviar el dolor mientras no se esté amamantando, aunque lo apropiado es reducir la cantidad de leche en el seno, bien mediante el amamantamiento o bien con extractores manuales. Si se está tomando antibióticos hay diferentes opiniones sobre si dar el pecho o no, yo os recomiendo que sigáis el consejo de vuestro médico o vuestra matrona, ellos sabrán lo que es mejor.  Hay bibliografía que apunta que el contenido de leche estará alterado, a veces un poco más salado y es posible que este cambio en el sabor de la leche haga que el bebé pueda al principio rechazar la lactancia.

La presencia de grietas y heridas en los pezones aumentan la probabilidad de una infección. El uso de ropa y vestimentas apretadas, o sostenes de la medida incorrecta pueden causar problemas al comprimir los senos. El organismo infectante más común es la bacteria Staphylococcus aureus y la ruta más probable de atracción del organismo a los senos maternos es la nariz y los dedos del bebé. De modo que hay que limpiar los mocos, en especial líquidos, por tanto debemos tener especial cuidado en la higiene. En los casos más severos puede ser necesaria la interrupción de la lactancia y el uso de medicamentos que supriman la producción de leche materna.

Es posible que aunque no se sufra de mastitis, lo que dificulte la lactancia sea la aparición de grietas. Las grietas pueden llegar a convertir la lactancia en un verdadero sufrimiento y para prevenirlas debemos tener en cuenta un par de cosas. La colocación del bebé al pecho y como coge el pezón es fundamental. Por otro lado debemos de mantener los pechos y sobretodo el pezón limpio y libre de humedad (cambia las pezoneras cuando estén húmedas o mojadas), pues esto favorece la aparición de las grietas y la mastitis. Hay personas que a pesar de tener cuidado y llevar a cabo una técnica y cuidados ideales sufren la aparición de las grietas, esto puede ser por tendencia de la propia piel de la mamá, o de la presencia de “dermatitis atópica” en el pezón, es un problema poco habitual, pero puede aparecer en algunos casos.




Una vez que hemos entendido que si no damos el pecho a nuestro bebé porque hay algo que nos lo impida no somos malas madres, paso a hablaros de la Lactancia y de qué debemos hacer para que sea un éxito! Pensad que a lo largo del embarazo y tras el nacimiento del bebé recibiréis el asesoramiento de vuestra matrona, médico de familia y ginecólogo, así que no estaréis solas. Como complemento os aconsejo que os informéis de si en vuestra comunidad existe alguna asociación o agrupación que se dedique a esto, allí encontraréis a madres que podrán contaros su propia experiencia y eso siempre es enriquecedor.

Cuando hablamos de la lactancia, debemos asumir que se trata de un proceso natural que favorece el vínculo madre – hijo tras el nacimiento, es por esto que resulta muy importante que la lactancia se inicie lo antes posible tras el parto. En este caso nos podemos encontrar con la barrera de las tendencias que existen en el hospital al que acudáis a dar a luz o de la matrona que os asista. Aún así intentad colocaros al bebé al pecho cuanto antes, esto favorece la colocación al pecho más adecuada y fomenta el éxito, ya que tras el parto el instinto de succión es muy intenso. Debéis ser pacientes, pueden ser un poco torpes al principio.

Os sonará el concepto “a demanda”, si no es así os explico lo que quiere decir. Al principio debéis asumir que sois como una máquina dispensadora de leche y que vuestro pequeño tormento requerirá de vuestros servicios alimenticios muy a menudo, sobre todo porque al principio se cansan muy pronto de amamantar y algunas veces a pesar de su esfuerzo obtienen pocos resultados. Es importante ofrecer el pecho a menudo día y noche. Hazte a la idea de que pasarás mucho tiempo amamantando a tu bebé durante estas primeras semanas. Un recién nacido normalmente mama entre 8 y 12 veces en 24 horas. No mires el reloj y dale el pecho cada vez que busque o llore, sin esperar a que "le toque". Así establecerás un buen suministro de leche y poco a poco se regulará la producción de leche de tus pechos con las necesidades del recién llegado.

Comprueba que el bebé está succionando de manera eficaz y que la postura es la correcta, esto ayudará al éxito de la lactancia y a la prevención de la aparición de grietas.



Te aconsejarán que des de mamar de los dos pechos y que repartas la toma, pero te voy a contar algo que te resultará interesante. Si dejas que tu recién llegado tome del primer pecho todo lo que le apetezca, conseguirás que se tome la leche que se produce al final de la toma, lo bueno de esto es que es esa leche la de mayor valor, pues es rica en grasa y calorías, esto ayudará a que se sienta más satisfecho, con un doble beneficio: si la toma es más productiva el bebé estará mejor alimentado y pasará más tiempo hasta que vuelva a querer comer, por lo que se espaciarán las tomas. Así que mi consejo es que permitas que el bebé mame del primer pecho todo lo que desee, hasta que lo suelte. Después ofrécele el otro. Unas veces lo querrá, otras no. No te preocupes por eso, si come poco te llamará a gritos pronto!

Estas son diferentes posturas que puedes adoptar para dar el pecho a tu bebé


Una vez asumido que sois una fábrica de leche para vuestro querido retoño, debéis comprender una cosa: Cuanto más mama el bebé, más leche produce la mama. Es importante respetar el equilibrio natural y dejar que el bebé marque las pautas, mamando a demanda (ya sabéis lo que es). No es necesario sentir el pecho lleno; la leche se produce principalmente durante la toma gracias a la succión del bebé. Aunque hay otros mecanismos que provocan la producción de leche, como por ejemplo el llanto de los peques, es que el cuerpo humano es muy sabio!

Voy a plantearos una situación que a las mamis con experiencia les sonará. Ahora, mientras lo leéis os resultará cómico, pero en su momento puede llegar a ser muy estresante.

Después de una larga noche de desvelos (o varias) sentís el dulce y descontrolado llanto de vuestro adorado diablillo. La falta de sueño te ocasiona unos fuertes dolores de cabeza y quieres que se calle YA! Así que te apresuras a coger a esa cosita tan pequeña y tan escandalosa, que aunque adoras puedes llegar a odiar durante unos minutos. Pasas del cojín de la lactancia y te tiras a la cama para aprovechar descansar un poco mientras ese ser que aúlla como loco se alimenta. Es un buen plan y visualizas ese momento de paz. Procedes a colocarte tu y a arrullarlo a él, pero cuando te quitas el sujetador ves un chorro descontrolado que hace diana en la carita de tu pequeño, que desesperado por el hambre llora más si cabe. Se agobia, crees que se ahoga con semejante cantidad de leche y corres a limpiarlo mientras ese chorro de leche cual manguera a presión mancha las sábanas, tu ropa y todo lo que encuentra a su paso. Consigues controlar la situación en medio del caos y cuando observas a tu alrededor ves que tu camiseta está literalmente chorreando y ni siquiera te habías dado cuenta. Bueno, pues ya sabéis por qué ocurre esto, el llanto del bebé favorece la producción de leche para que llegado el momento no le falte ni una gotita.

Después de esta nota de “humor” sigo con los consejillos. Os recomiendo que evitéis los biberones "de ayuda" y de suero glucosado. La leche artificial y el suero llenan al bebé y minan su interés por mamar, entonces el bebé succiona menos y la madre produce menos leche. Lo que dificulta el éxito de la lactancia. Por una razón similar evita el chupete, al menos durante las primeras semanas, hasta que la lactancia esté bien establecida. Un recién nacido ha de aprender bien cómo mamar del pecho, y tetinas artificiales como el biberón o el chupete pueden dificultar este aprendizaje.

Y para terminar: No te olvides de ti, cuídate! Pide ayuda e intenta descansar, es una etapa algo complicada, sobre todo al principio y debes estar al 100%. Aunque seamos “super woman” debemos asumir y dejar ver a los nuestros que hasta las heroínas necesitan ayuda.

Espero que os haya resultado útil esta información y por supuesto no dudéis en plantear las dudas que os surjan.


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